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Refleja como las mujeres han ampliado y profundizado su participación en la producción agrícola en las últimas décadas. Esta tendencia se ha denominado “feminización de la agricultura”. Se concluye que el tiempo que dedican las mujeres a la producción agrícola ha aumentado; dentro de los hogares han habido muy pocos cambios en la división del trabajo según el sexo: aún cuando las mujeres dedican más tiempo a actividades productivas agrícolas y no agrícolas, los hombres no aumentan su participación en las tareas reproductivas.

El análisis se concentra en la producción de exportaciones, que es un sector dinámico que ofrece trabajo remunerado en áreas rurales, y en la pequeña agricultura, dedicada principalmente a la producción de alimentos y que emplea a la mayoría de la población de América Latina y África subsahariana. También se examina si la participación de las mujeres en actividades generadoras de ingresos, ya sea como trabajadoras asalariadas o como productoras de cultivos comerciales, contribuye a su empoderamiento y mejora su estatus dentro del hogar. El análisis pone atención en las fuerzas económicas y socioculturales que han impulsado estas tendencias.

Finalmente, se ofrecen una serie de recomendaciones de políticas para que tanto los organismos internacionales como los gobiernos nacionales, mejoren las condiciones de vida y de trabajo de las mujeres de sectores rurales.